martes, 12 de enero de 2016

Amboise y su Castillo

                                                                                             #amboise  #francia
In memoriam Graciela.

Hoy comentaremos nuestra visita a la ciudad de Amboise.
Una pequeña ciudad, de aspecto bastante común, que fue centro de la historia de Francia por unos cuantos años.


Llegamos desde nuestro alojamiento por la orilla derecha de la Loire, apreciando la hermosa vista del castillo y la población a sus pies.


Atravesamos los puentes y la Ile d'Or, que es la única isla sobre el Loira suficientemente grande y no inundable como para albergar construcciones. Lo único de interés aquí para el viajero es la estación de ferrocarril. Estos puentes han sido estratégicos por cientos de años, y por eso el castillo está sobre una colina que domina el sitio, desde épocas romanas.

Desde el puente y la avenida (Quai de Gaulle), mirando el río podemos imaginarnos mucho acerca del pasado. Todavía pueden verse algunos botes tradicionales de fondo plano, usados para el transporte de mercaderías.



Una razón poderosa para que la mayoría de los castillos de la zona hayan sido construídos sobre el Loira o alguno de sus afluentes fue justamente que la piedra y otros materiales usados en su construcción se transportaba por esta red fluvial.



Nuestra primer preocupación: estacionar. Encontramos lugar en las playas junto al río, cerca de la fuente Max Ernst y un gracioso monumento al osito.





TIP: Como buenos viajeros, pasamos después por el Office de Tourisme. Allí conseguimos folletos y mapas, y compramos un paquete de entradas para varios castillos que planeamos visitar. No sólo nos ahorramos unos 5€ por cabeza, sino que luego nos evitaremos las colas para ingresar en cada sitio, que pueden ser temibles. Y si sos de los que acostumbran viajar sin reservas de alojamiento, aquí se pueden ocupar de conseguirte algo apropiado a tus posibilidades.





Abandonamos el Quai y subimos una pequeña colina donde se encuentra la


Iglesia de St. Denis

En el lugar de un antiguo templo de Marte, donde según la leyenda un rayo destruyó la estatua del dios, antiguos cristianos fueron edificando templos hasta llegar al actual. Desde aquí se aprecia el castillo, en una colina opuesta... los dos poderes de la época mirándose de reojo.


De estilo románico, el exterior es simple y el interior tiene un lindo ambiente al que contribuyen los vitrales multicolores, del S19 (como en muchos otros lugares, éstos no resistieron las violencias revolucionarias).


Son notables una deposición de la Cruz policromada, el moderno órgano y algunos capiteles.






Desde aquí tomamos la Rue Nationale, que nos va a llevar por el centro de la ciudad hasta el castillo.

Rue Nationale

Ahora peatonalizada, data del S15 y como calle principal agrupaba los servicios que en gran cantidad requería el servicio del Rey cuando visitaba su castillo.


La impresión es de un modernismo tipo años 40, todo muy prolijo y se nota que es una calle vivida por los habitantes y no íntegramente volcada al turismo. Todo muy relajado, casi publerino. Aquí y allá, alguna vieja casa de entramado de madera de la época. 


Linda caminata, vale la pena explorar también alguna de las calles laterales. Éstas muestran escenas de todos los días.



Pasamos por la antigua torre del Reloj, una de las puertas levadizas de la ciudad en el S15. Con un poco de imaginación pensamos estar llegando por el camino que conectaba con Tours... con una mayor dosis, podríamos estar formando parte de la comitiva real!

Al final, un pequeño Museo de la Ciudad para los más curiosos o con más tiempo.


Llegamos ahora a la plaza frente al castillo, (aquí sí que se ven turistas por todos lados) donde comemos galettes (salados) y crêpes (dulces) regados con sidra... recuerdos de Normandía, y siempre una opción barata. 



Bien alimentados, subimos ahora al

Castillo Real de Amboise

Que es un lugar donde se condensa gran parte de la historia de Francia.
Comenzó con los romanos aprovechando su elevación para controlar el paso del río Loira.
Aquí recordamos a Carlos 8, que hizo construír la mayor parte de lo que vemos, y cuya muerte fue tragicómica. Se dirigía, con su reina, a presenciar un partido de pelota (algo así como el tenis actual) cuando al pasar por una puerta se dió la cabeza contra el dintel. Y no era muy alto. Murió horas después, a los 28 años.

Otro personaje que dejó su impronta fue Francisco 1, de quien ya hablamos. Fue guerrero y político de dispar fortuna y entusiasta propulsor de las artes e ideas del Renacimiento. Tanto que convenció a Leonardo da Vinci de abandonar Italia (que a la sazón se estaba poniendo algo insalubre) y venirse a vivir a Amboise en 1516. Francisco lo alojó en un hermoso palacete (Clos Lucé) que visitaremos después.

Aquí un modelo de lo que vamos a ver:


Subimos por la larga rampa de acceso, mostramos nuestros tickets sin hacer la cola y nos entregan un buen folleto en castellano. (Acordarse de pedirlo siempre, mejor aún leerlo todo antes de comenzar la visita)

Terrazas, jardines y vistas sobre la Loire

Las vistas son impagables. Aquí se desarrolla, en verano, un espectáculo de Luz y Sonido. Dejemos hablar a las imágenes...






La capilla real de San Humberto

Una deliciosa joya del gótico flamígero, para uso privado de los soberanos. No es que tuvieran que caminar al aire libre, en esa época los edificios estaban conectados.


Ubicada en lo alto de una de las torres en las murallas, es visible desde la calle, allá abajo.


En el tímpano vemos a Carlos 8 y Ana de Bretaña en oración, típico de la representación de los donantes. (Este matrimonio consolidó la Francia moderna, al añadir al incipiente reino el ducado de Bretaña.)
En el dintel, un poco maltratado por los años y el vandalismo, distinguimos, a la izquierda, a San Cristóbal llevando en hombros a un Niño bastante crecido; a la derecha, San Humberto mira una cruz entre las astas de un ciervo. 


En el interior, íntimo por el tamaño, dos chimeneas para que los reyes estuvieran confortables. Vitrales modernos (1952) que representan la vida de San Luis (Luis 11) y dos placas evocando el lugar de descanso final de Leonardo da Vinci, una en italiano y otra en francés.





Admiramos un rato la capilla y seguimos para visitar los cuerpos principales. Mucho de lo que fue el castillo en su apogeo ha sido demolido en las épocas en que no se le daba valor al patrimonio.
En su momento, las terrazas estaban completamente encerradas con construcciones. En ellas se realizaban fiestas y espectáculos, algunos de los cuales fueron ideados por Leonardo. Hoy queda aproximadamente una quinta parte de lo que había en esa época. 

Vemos ahora, al nivel de las terrazas, los

Aposentos reales

.


En la explanada, ondean banderas de Francia y Bretaña.



Un ala en estilo gótico, la otra en estilo renacentista.


Nos damos cuenta pues en la gótica las ventanas tienen el típico arco en ojiva y en la de la derecha una simple piedra horizontal sostenida por columnas con capiteles clásicos. Aquí en Amboise da sus primeros pasos el Renacimiento francés.

TIP: Cuando recorremos estos castillos y otras atracciones que tienen muchos visitantes, vamos a encontrarnos con un sentido único de circulación. A veces es posible volver sobre tus pasos. A veces no, así que ojos bien abiertos y cámara lista, porque es común que la gente te impida las mejores vistas.

Aquí iremos recorriendo salas en sentido cronológico de su construcción.
En la primer ala, comenzamos a circular por la Sala de Guardia, decorada con armas y armaduras. También se ve el camino de ronda, con hermosas vistas sobre la ciudad y el río.






Un interesante plano detalla las construcciones que ya no existen.

Luego viene la sala de guardia noble, con un notable pilar central en forma de palmera gótica.
Entre ambas controlaban el acceso a la planta superior, ocupada por los reyes y sus ocasionales invitados.

Sala del consejo

Usada para reuniones y fiestas, con chimeneas en ambos extremos. Techo con monogramas de Carlos y Ana, vidrieras hacia el río con flores de lis y armiños, símbolos de la realeza francesa y del Ducado de Bretaña.



Fue escenario del juzgamiento de los responsables de una conspiración de los hugonotes, algunos de los cuales fueron colgados de estos balcones. 




Cómo sonarían estas fiestas? Aqui, un video por el conjunto de música antigua Le Banquet du Roi nos ilustra con una burrée y una allemande, para irnos poniendo en ambiente! (5 min)


A mediados del S19, este salón sirvió como alojamiento al emir argelino Abd el-Kader, líder de la resistencia a la colonización francesa, quien estuvo aquí 'retenido' con su séquito de unas 60 personas (los demás tendrían otros aposentos, supongo).

En la parte renacentista, la cámara de Enrique 2 y la antecámara del cordón, con esta interesante chimenea con los emblemas de Francia y Bretaña y motivo franciscano.


Finalmente, en el período post-revolucionario tuvo aquí su residencia el rey constitucional Luis Felipe (1830/48). Sala de música, gabinete de trabajo y dormitorio cuentan con elegantes muebles estilo directorio. Ya en esa época la nobleza remanente y la nueva apreciaban este castillo.

Las torres principales. Ambas tienen una rampa interior en forma de espiral, que en caso de necesidad o urgencia podía subirse con un caballo al galope.

La de Minimes o de los caballeros. Desde aquí, damos una última mirada al paisaje y parte de los jardines. 


Y la de Heurtault, con curiosas tallas con escenas de la vida diaria. Parece que a los escultores del S15 aquí abajo les daban 'piedra libre' porque tallaban lo que les venía a la cabeza...



Bajando por las cinco vueltas de esa última, llegamos a la salida.
Completamos así la muy satisfactoria visita al castillo de Amboise.



Terminamos con La nota cholula:
Actualmente este castillo es propiedad de la fundación St. Louis, creada para conservar edificios, objetos de arte y archivos que pertenecieron a la rama Capeta de la Casa de Orleans. Esta fundación fue presidida hasta hace algunos años por Enrique de Orleans, Conde de París y Duque de Francia, pretendiente al trono (en caso de que los franceses decidieran volver a tener una monarquía) y residente en Amboise.

Desde aquí, nos dirigimos ahora hacia la residencia de Leonardo da Vinci, llamada Clos Lucé.


Próximamente, aquí en este punto del dial.

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