miércoles, 11 de enero de 2012

Lisboa: Chiado, almuerzo en la Trindade

#lisboa #cervejariatrindade

In Memoriam Leo

Es hora de hacer un alto porque el hambre aprieta.
Nos dirigimos entonces a la curiosa y popular Cervejaría Trindade, cuyo edificio tiene una larga historia.



Fue parte del convento de una orden que se dedicaba al rescate de cautivos cristianos de prisiones moras. Aquí se encontraba el refectorio de los monjes. Muchos incendios, reconstrucciones, terremoto y un largo etc. después, el predio se convirtió en cervecería.

Hoy me entero, con sorpresa, mirando su página web, que en sus salones funcionó en los  '60s el exclusivo restaurante 'Folclore'.
Qué casualidad! Uno de los recuerdos más fuertes de mi primera visita, en 1965, es justamente el de la noche en que estuve allí... Aquí me ven, junto con mis colegas ingenieros y funcionarios portugueses... (si, el flaco de anteojos soy yo)


Anoche fuimos, invitados por el ministerio de RREE, a uno de los mejores restaurantes con show... el 'Folclore'. Nos recibió un funcionario jovencito que se encargó posteriormente de la astronómica (para nosotros) cuenta... la cena, deliciosa... sopa de conejo, bacalao desgranado con arroz, carne guisada con zanahorias, queso exquisito y budín de limón... todo regado con buenos blancos y tintos. Para finalizar, un café que nos supo a gloria...(en el barco era intomable)... y Oporto. El ambiente, muy bacán...

El show, for export pero de muy buen gusto, tuvo dos partes: una folclórica, con bailes típicos de cada una de las regiones portuguesas, inclusive de las Azores... nos llamó la atención una danza muy parecida a nuestro malambo, del Ribatejo nos dijeron... la otra, de fado... una cantante muy agradable acompañada de guitarra portuguesa y viola (como le dicen a la guitarra clásica)... Octavio, nuestro guía, no aprobó mucho el fado... 'después los llevo a ver uno de verdad' nos dijo... Había un grupo de recién graduados en ingeniería electricista portugueses, con los que intercambiamos parabienes...

Hoy en esta cervecería se pueden comer buenos platos portugueses o bien algo como para seguir andando. Nos decidimos por los acostumbrados sanguchitos de presunto, es bastante avanzada la tarde y no hay tiempo que perder en el duro oficio del viajero.
Eso sí, acompañado por una buena cervecita.






Son una verdadera fiesta los azulejos que decoran los salones.
Los del atrio, del siglo 19 y en el estilo romántico de la época, se destacan por su simbología masónica.



En el comedor principal, se celebran las estaciones en blancos, azules y ocres.


En el salón del fondo, un mural recuerda a los monjes, y decoran las paredes murales modernistas hechos con empedrado, como las calles. La verdad es que esta decoración, que debía estar escondida bajo la del antiguo restaurante, es mucho más bonita y auténtica.






Otras muestras de los mismos, en edificios aledaños que alojaban antiguas dependencias de la cervecería o viviendas de los dueños.

Mariza nos cuenta como la lluvia le moja la cara:



Reconfortados con el descanso, el jamón y la cerveza, sigamos caminando!


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4 comentarios:

  1. Querido Enrique:
    Si yo fuera Horacio de Dios, pondría las barbas en remojo. Cada nueva entrega va superando a las anteriores. Gracias por compartir esto con tus amigos. Un gran abrazo,
    Fernando M

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  2. ME DA GANAS DE IR, ALGUN DA SERÁ???

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